El presente escrito es parte del trabajo realizado en Centro de Investigación y Tratamiento de Adicciones, Dos Rius, Barcelona.
*He retomado este título, con el que J. J Saer, novelista argentino, titula a su
libro, para nominar a ésta CLINICA DE BORDES, donde el DESBORDE es la
consecuencia.
La práctica en ADICCIONES nos procura el encuentro con el más allá del placer...
con el más allá de las categorizaciones, de la semiología habitual, con el más
allá de la angustia
Trabajamos desde tres modos de intervención tratando, no sin dificultad, de
integrar reflexiones, lecturas.
El área Medica- el área Psicológica, el área Socio terapéutica, son lugares
desde donde se pretende un abordaje unificado en pro de una eficacia en la
clínica de abuso de sustancias. El límite de cada discurso se patentiza
diariamente, la necesidad de intercambios y de aceptación de límites es un reto
constante para el equipo integrado.
Clínica de desbordes: marca una actual manera de organizar el goce, lo pulsional,
lo mortífero… búsqueda de la completud… la totalidad… lo absoluto.
“SOY ADICTO” enunciado que obtura la abismal pregunta por el ser que a veces se
revela como angustia. La angustia, lo que nos concierne en nuestra práctica… el
vacío, las pérdidas, el resto, la diferencia (entre lo buscado como respuesta y
lo obtenido)
Este modo, o manera actual de gozar contemporáneo conserva un plus, ficción de
poder prescindir del otro, obteniendo en soledad un goce absoluto. “Falsas
pócimas" dirá Anna, “la mujer que nunca tendría que haber conocido” dice Javier
en referencia a lo enmascarado por la sustancia.
Cito lo dicho por Daniel, paciente en tratamiento: “… un extraño miedo al otro”
“miedo a que me agredan”, “tal vez era por el consumo, pero estaba latente…”
“siempre fui tímido, y ahora soy misógino” “ingresé pues volvió la idea del
hechizo… una chica me he hechizado hace diez años para que me vaya mal en el
terreno sentimental… me he quedado prendado de ésa chica…
Sentía un atentado a mi masculinidad…”
Como grafica la cita, estamos frente a estados límites, borderlines,
fronterizos, posiciones inclasificables que plantean continuidades entre figuras
clínicas, pasajes entre las mismas, lo que hace difícil la presunción
diagnóstica.
No hay corporización de una estructura, sino un VELAMIENTO de la misma.
Lo característico es la serie de impulsiones, agresiones, trastornos de la
alimentación, de la sexualidad, indiscriminación, caracteropatías, angustia
intensa hasta el pánico, episodios de actino aut y pasaje al acto…
Encontramos situaciones de desencadenamientos de psicosis en la abstinencia, de
consumo o de tratamientos sustitutivos, psicosis tóxica que hubieran permanecido
asintomáticas tal vez, tipos de psicosis en los que no está claro el período de
irrupción: si antes o después del consumo, deterioro globalizado por excesos…
Complejización de cuadros, histerias convertidas en locuras, obsesiones en
paranoias marcadas, tristezas devenidas en melancolías… situaciones que
desembocan en dolor y empobrecimiento.
“-…no sé querer… no me acuerdo de amar… no encuentro las formas… es un bloqueo
constante… de no saber hablar ni qué decir… no soy rico en experiencias… sólo en
bares y drogándome…” “… no sé cómo he llegado a éste punto ni sé cómo retomar el
hilo argumental de ésta vida… me siento vacío…” Son palabras de Alejandro C.
paciente que interrumpe su tratamiento.
Lo profundo del ser, la existencia, los riesgos, no pueden tramitarse, no hay
suficientes recursos subjetivos….
Las sustancias prometen un espacio imaginario de posibilidades… las drogas
cubren las hiancias de la pregunta.
Promesa- Flash y Recaídas. Circularidad que retroalimenta sufrimiento:
desesperación-anestesia-desesperación.
Ciertas operaciones en la constitución fueron deficitarias (insuficiencia vital)
es imposible el registro de que no hay otro, que hay faltas: frustración-
privación… bisagras pendientes de enhebrar, pendientes de reestablecer, para que
la pérdida sea posible, sin máscaras, sin sustancias, sin eternos retornos.
Ríos sin orillas, sin orden, sin límites: excesos = BORRAMIENTO – DESAPARICION –
ANOMIA. Momento LETAL, ante el que intentamos “no retroceder” (J. Lacan).
Cito las palabras de Francisco, paciente reiteradas veces ingresado, en tiempo
ya de concluir ésta etapa de internación en CITA, en la historia de Francisco
una voraz figura materna no podía ser interdicta, una figura de un padre
controvertido, cuestionado, amado y odiado parecía no poder verse desde otro
sitio…
Francisco recuerda al principio de las entrevistas de psicoterapia individual,
que su padre, poco antes de morir le dice a su madre: “… ahí te dejo al
regalito" (refiriéndose a él y a la situación (de objeto) en la que lo dejaba el
consumo…
Varias entrevistas posteriores, ya previo a su externación habla de un sueño:
“…he soñado que mi padre me regalaba una pluma estilográfica”. Los comentarios
son: -“nunca me regalaba nada… siempre era mi madre la que lo hacía…” “puede ser
que el regalo sea para que sea un HOMBRE y deje de ser un gilipollas…” “mi padre
me da herramientas”.
Francisco había ingresado por una temporada y decide quedarse más tiempo. En
este momento su externación esta próxima, pide seguir con su tratamiento de
psicoterapia individual en Madrid, ciudad donde vive. Ha buscado centros de
estudios para seguir con ellos… y tal vez la pluma estilográfica le dé la
palabra.
Patricia Colovini -
Matrícula 3546
Coordinadora Area Psicología CITA - DOS RIUS (BARCELONA)
Agosto / 2007